lunes, 17 de diciembre de 2007


Carver y los setenta.

... Raymond Carver es uno de los primeros escritores norteamericanos que empezó a comprender, durante la década de los setenta, que el “sueño americano” (the American dream) solamente podría abarcar a un sector muy limitado y privilegiado de la sociedad norteamericana.

Raymond Carver se identifica con el hombre (y la mujer) de la clase trabajadora y nos presenta en un estilo minimalista (que es ya en sí una forma de sublevación literaria contra el gusto imperante hasta la fecha) a unos seres que están emocionalmente y económicamente derrotados. Los personajes de Carver están generalmente o bien sin trabajo, o con un empleo que no les llena en absoluto, en unas relaciones humanas inconsecuentes, y sufren varios grados de alcoholismo, así como mala suerte.

Esta actitud de Carver se debe probablemente, además de la situación en general del país, a su propia experiencia personal. Su depresión se agudiza con sus continúas dificultades económicas. Los sueños que quizás hubiera tenido durante su juventud empiezan a evaporarse al hacerse la realidad más y más difícil. Los muchos desplazamientos que Carver y su familia tuvieron que hacer, le impidieron poder establecer raíces permanentes. Esto explica que la mayoría de los cuentos se desarrollan en el interior de anónimas localidades y Carver comienza a descubrir al público americano un segmento de la población que había sido ignorado con anterioridad. Algunas veces sus personajes persiguen un objetivo final (aunque no parece que sea evidente en “Vecinos”) que no podrán alcanzar y, o bien sus sueños y aspiraciones han muerto, o comprenderán que fracasarán indiscutiblemente. Los personajes carverianos pertenecen a una clase social baja, sin estudios universitarios, y con un futuro incierto. Su vida no cuenta para absolutamente nada y se han dado cuenta de eso y el final de las narraciones nos deja pendientes, sin una terminación en el sentido estricto de la palabra. El fracaso en la comunicación entre los personajes es, precisamente, uno de los temas constantes en su narrativa.

En los años ochenta trabajaba en la Universidad de Arizona cuando Raymond Carver daba clases en el departamento de inglés. Es probable que, incluso, hayamos coincidido en el ascensor en alguna ocasión dado que los dos departamentos se encuentran en el mismo edificio.

[Resumen: © Luis Larios Vendrell, 2004]

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