domingo, 15 de agosto de 2010

El gran exiliado




por Redacción
http://www.letraslibres.com/index.php?art=10360

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Obligado a vivir en el exilio, disidente lúcido y lleno de valentía, Guillermo Cabrera Infante deja un hueco difícil de llenar como líder moral y conciencia nítida en la lucha contra la tiranía más antigua del mundo. La noticia de su muerte fue ignominiosamente silenciada por los medios de la isla que él inmortalizara con su literatura. Se sabe, sin embargo, que la noticia cundió por las calles de La Habana.
Amigo de la revista Vuelta, con la que colaboró activamente desde los primeros números y en cuya editorial publicó Mea Cuba, un compendio de sus textos políticos, ferozmente inteligente y felizmente certero, Guillermo fue amigo y colaborador también de Letras Libres desde su primera edición en México y, años más tarde, en España, hasta convertirse en una suerte de editor externo, siempre dispuesto al consejo sabio y la crítica constructiva.
Su variopinta obra (literatura, cine, música, política) incluye, al menos, dos clásicos de nuestra lengua —que él "zarandeó" como ninguno para dotarla de nuevos caminos y significados: Tres tristes tigres y La Habana para un infante difunto.
Guillermo Cabrera Infante, virtuoso, fue uno de los escritores más generosos con nuestra lengua, dotándola de gracia, malicia y esplendor. Lo vamos a echar de menos. Nos queda, eso sí, el inmenso consuelo de su literatura, un cubanísimo mundo que él hizo universal y que trascenderá a la terrible realidad política del presente perpetuo que vive Cuba.
Abrimos este número de homenaje con un inédito del propio Cabrera Infante. Se trata de una conferencia llamada "Ars poética" que llega a nuestras manos gracias a la generosidad de su viuda Miriam Gómez. En el número participan, además, Enrico Mario Santí, Fernando Savater, Carlos Franqui, Carlos Alberto Montaner, Nedda G. de Anhalt, Carlos Franz, José Miguel Oviedo, Danubio Torres Fierro, Suzanne Jill Levine, Rafael Rojas y Nicolás Alvarado, una auténtica carga de infantería para honrar y recordar al gran exiliado, al escritor que, al dejar su Habana querida, se la llevó consigo para siempre.

viernes, 13 de agosto de 2010

Encuentro con Pedro Enrique Rodríguez, G.C. Infante y los Tres Tristes Tigres o la política entre líneas.

Una fotografía de la Habana que ya no existe, fueron las primeras palabras de Pedro, al sentarnos en el café a charlar sobre los TTT de Guillermo Cabrera. Hay política en los TTT aunque nunca se mete con ella directamente. Nadie dio con el registro de la Habana nocturna tanto como esta novela. Esa memoria no se puede borrar (¡lo que es pasar a la inmortalidad!), así laven cerebros, auspicien la lobotomía, en fin; afecten una y otra vez a este islote separado del mundo. Este libro que nunca se publicó en su Cuba, se topó pese a ello con la censura franquista que hizo estragos en su época. Ya en la edición de la Biblioteca Ayacucho hay unos impresos que dan muestra de lo los trozos censurados -todas son frases que se meten con un sexo incipiente, adolescente, inocente, que no pasa de tetas…no hay propiamente sexo. Infante escabulle lo álgido sexual, lo salta, cada vez que está a punto de pasar algo; no pasa-. Pese a que el “oscurantismo” de la isla aun está latente, aquella censura de marras nos provoca sin embargo un asombro lastimoso, e inevitablemente nos lleva a risa.

Ya en los años veinte Osip Mandelstam decía: “No hay nada más hambriento que el Estado contemporáneo, y un estado hambriento es más aterrador que un hombre hambriento. Mostrar compasión por el Estado que niega la palabra será la obligación social y la hazaña heroica del poeta contemporaneo” (The Word and Culture” 1921 p. 115 )
Estas palabras de Mandelstam son cercanas, así como las de Guillermo que nos deja un registro de su época; aun no ve luz en su país pese a que cada uno de sus habitantes tiene madera de músico.

A pesar que Cabrera Infante era muy buen lector, supera el realismo y en Tres Tristes Tigres hay páginas enteras que son como pentagramas musicales, frases sin pausa y sin miramientos, compuestas de noche.

“Este es un libro para ser leído de madrugada”. Infante niega al olvido su Habana, construye una ficción emparentada con testimoniales de la época pretérita a la revolución. Una revolución que ha querido sin lograrlo borrar esa Habana, y como una película de terror, ha pretendido destruirlos, convertirlos en sucesos que nunca pasaron. Infante los recuerda por siempre, ¿será por eso que no hay un cierre real? Es un continuo juego de metaficción, “un completo chiste cultural”, una nostalgia inconmensurable.

Infante sospechó y lo dejó por sentado que nunca más podría recorrer las mismas calles, “su ficción son sus palabras” sus palabras tangibles. “Los Tres Tristes Tigres es uno de los museos culturales de la oralidad”.
Así, pues, esta novela con nombre de trabalengua cubano Los Tres Tristes Tigres, huele a política.
¡Qué café!, Gracias Pedro Enrique Rodríguez, y gracias a ReLectura.

Por Eurídice Zamora


7 de agosto del 2010, Café Arábica 5pm.

*publicado por ReLectura

lunes, 9 de agosto de 2010

ENTREVISTA-CENSURA




Discurso de aceptación del Premio Cervantes

Cervantes, mi contemporáneo, por Guillermo Cabrera Infante

Una lengua humanista y creadora, Juan Carlos, Rey de España


Cervantes, mi contemporáneo

Guillermo Cabrera Infante
Discurso de aceptación del Premio Cervantes

In memóriam Octavio Paz

Hay un juego literario que es, como la literatura, un salto mortal sin red. Consiste en preguntarle al otro: ¿con quién famoso te gustaría cenar esta noche? Me propusieron ese árbitro de elegancias que dormía de día y celebraba la noche. Pero yo no sé latín y no creo que pueda aprenderlo para esta noche. Me nombraron a Shakespeare, pero entre su inglés y el mío hay distancia de olvido. Por último me susurraron el nombre de Cervantes. [...]

Ahora estamos sentados a la mesa en medio del comedor. La misma mesa y todos los muebles son lo que se vendría a conocer como Renacimiento español: muebles macizos, muebles sólidos.

—Para mí —le dije—, todos sus libros son un libro: único, real y maravilloso y el mejor que se ha escrito en nuestro idioma.

—Si no fuera por mis años y el sol de estas Castillas que me han curtido, me sonrojaría.

—Ya sé que usted no ha padecido nunca de vanidad ni de envidia literaria.

—Nunca —dijo Cervantes. [...]

En algún lugar de la casa alguien tañía una vihuela y una voz de mujer cantaba. Reconocí la melodía. Era Guárdame las vacas, la tonada que originó las variaciones de Cabezón.

—Me parece que le gusta la música.

—Mucho.

—A mí también. Cultivo varias melodías en mis escritos. Su nombre me es familiar. Uno de mis personajes del Quijote se llamaba así.

—Fue uno que murió de amor al ver morir a su mujer.

—Así es. ¿De dónde viene su nombre?

—Alemán de origen.

—¿Es usted alemán?

—Oh, no. Vengo de América.

—Allá quise ir varias veces.

—Si hubiera ido nunca habría escrito el Quijote.

—Pero habría escrito otras aventuras. Realistas unas, mágicas las otras. Como hicieron Bernal Díaz y Cabeza de Vaca.

—Pero son memorias, no invenciones.

No puedo evitar pensar que si los reaccionarios que ocuparon el lugar de los adelantados le hubieran dado permiso para emigrar a lo que ya se llamaba América, su gran libro hubiera sido escrito no en España, sino en la Nueva España ¿Qué les parece Don Quijote de las Indias? ¿Qué tal Sancho Pampa? No habría habido molinos, pero habría vientos. ¿Es una fantasía americana? Cervantes, en la segunda parte del Quijote, hace elogio y alabanza de Hernán Cortés y lo muestra como un caballero ejemplar. Ni más ni menos su par impar. [...]

—¿Es el Quijote una alegoría de su vida?

No lo pensó mucho para decir:

—Es la parodia de una alegoría.

—En todo caso es un libro maravilloso.

—Es muy amable con mi libro. [...]

Cervantes tendría mi edad exactamente ahora, pero era obvio que estaba en el invierno de nuestro contento: Cervantes por su Don Quijote, yo por mi Cervantes.

—Eso es inevitabilidad —dije.

—Es una palabra larga —dijo Cervantes.

—Es una palabra demasiado larga —dije—, pero inevitable.

El mobiliario del comedor se hizo contemporáneo, las bujías se hicieron bombillas, el banquete se vuelve una última cena. Pronto se disolverá el autor, pero antes de que desaparezca el maestro desaparecerá el aprendiz de Cervantes.

¿Qué es morir sino una forma de organizarse? ¿Lo dijo Cervantes? ¿O fue mi otro maestro, Martí mártir? [...]

Cervantes dejaba de ser un mero mortal para pasar a la inmortalidad. Aquí debe acabar mi discurso. Pero permítanme una palabra o dos antes de irme. Por mi casa de Londres han pasado varias generaciones de escritores españoles, algunos bisoños, otros veteranos. Muchos de los jóvenes escritores han devenido una generación que escribe los libros mejores que se escriben en español. Grande ha sido mi contento de que así sea.

Quiero destacar a mi agente, la formidable Carmen Balcells, porque fue ella quien me dio la noticia de haber ganado el premio por teléfono. Su alborozo fue más grande que el mío porque a pesar de las voces de Carmen siempre he sido un tanto escéptico. Todavía lo soy ahora. A todos, empezando por Miguel de Cervantes Saavedra, ¡muchas gracias!




Una lengua humanista y creadora
Juan Carlos, Rey de España
Respuesta del Rey Juan Carlos

[...] Festejamos hoy los despejados caminos de nuestra lengua, cada vez más extendida y mejor cultivada por sus hablantes y escritores, fundida en la fraternal unión de los pueblos hispanohablantes y embellecida por el encanto de los acentos americanos.

Esta mañana destaca de manera especial uno de ellos, el de la querida Cuba, al hacer entrega del Premio Cervantes a uno de los más conspicuos escritores que ha dado la isla: el feliz autor de Tres tristes tigres, monumento a la versatilidad de nuestro idioma, a su aguda comprensión del mundo, a sus infinitas capacidades de manifestación estética.

Este año de 1998 completa simbólicamente el ciclo de una década que ha visto nacer a la Comunidad Iberoamericana de Naciones y en la que hemos conmemorado el V Centenario del Descubrimiento y, con él, el cimiento de la casa común que con tanto amor hemos ido construyendo.

Un hogar en el que hacemos realidad nuestros proyectos, y en particular el de una cultura orgullosa de sus raíces, nutrida de solidaridad, enamorada de la libertad, y que despliega su imaginación creadora al amparo y por el camino de nuestra lengua común.

Este espíritu late en la persona y la obra de Cabrera Infante, empezando por su relación con el formidable personaje histórico, cultural y literario de Cuba que fue José Martí. [...] Si Cabrera afirma que Martí es toda una literatura y siempre habrá una historia literaria, también es cierto que el autor de La Habana para un Infante difunto tendrá siempre lugar de honor en esa historia.

Y lo ha de tener, sobre todo, por los acendrados valores literarios, tan cubanos, tan hispánicos, tan universales que resplandecen en su obra, canónica y ejemplar, muy próxima y concordante con la cervantina por su capacidad de aunar, desde abiertos postulados personales, lo particular con lo universal.

A la sombra de Cervantes, a su modo y medida, también Guillermo Cabrera elige su ciudad y su país para transformarlos literariamente y, sin perder un adarme de su esencia particular intransferible, en ciudad y país universales y acogedores. Desde sus primeros textos, Cuba está presente. La Habana es el principio y fin de su andadura. Y pues tiene su residencia, desde hace años, en Londres, quizá convenga recordar la palabras de Dickens: "Comprendió que deseaba ser ciudadano del mundo". Pretensión que Cabrera Infante realiza a través de una propuesta literaria convencida y convincente y una vocación insobornable y contrastada. Su vida es una permanente transferencia literaria de la realidad que a todos afecta, con la que ha creado un mundo complejo y atractivo en otra dimensión de la misma realidad que vive y transfigura. Su labor ha ido ahormando una lengua humanista y creadora, con la que vida, lengua y literatura constituyen un todo armonioso. La suya es una literatura que potencia el gozo sensible junto al placer de la razón, [...] y en ella el humor tiene un papel preponderante.

http://www.analitica.com/bitblioteca/gcabrera/cervantes.asp

viernes, 6 de agosto de 2010

Ella cantaba boleros


Ella cantaba boleros (pag. 207 ed.Bib. Ayacucho) GCI

¿La vida es un caos concéntrico? No sé, yo solamente sé que mi vida era un caos nocturno con un sólo centro que era Las Vegas y en el centro del centro un vaso con ron y hielo o ron y soda y allí estaba desde las doce, que llegué cuando se acababa el primer show y este maestro de ceremonias despedía al público amable y distinguido, mientras lo invitaba a quedarse para el segundo y último show de la noche y la orquesta esta tocando el tema musical con un aire de fanfarria nostálgica, de charanga de circo que cambia el umpa-pa por un dos por cuatro por un seis por ocho, de banda rítmica que ensaya una melodía: ese sonido de orquesta de cabaré malo cubano que quiere parecer Kostelanetz a todo trance y que deprime más que saber que ya estoy hablando como Cué y como Eribó y como los otros seis millones de habitantes de esta isla de músicos solistas que se llama Cuba….