lunes, 16 de agosto de 2010
domingo, 15 de agosto de 2010
El gran exiliado
por Redacción
http://www.letraslibres.com/index.php?art=10360
Obligado a vivir en el exilio, disidente lúcido y lleno de valentía, Guillermo Cabrera Infante deja un hueco difícil de llenar como líder moral y conciencia nítida en la lucha contra la tiranía más antigua del mundo. La noticia de su muerte fue ignominiosamente silenciada por los medios de la isla que él inmortalizara con su literatura. Se sabe, sin embargo, que la noticia cundió por las calles de La Habana.
Amigo de la revista Vuelta, con la que colaboró activamente desde los primeros números y en cuya editorial publicó Mea Cuba, un compendio de sus textos políticos, ferozmente inteligente y felizmente certero, Guillermo fue amigo y colaborador también de Letras Libres desde su primera edición en México y, años más tarde, en España, hasta convertirse en una suerte de editor externo, siempre dispuesto al consejo sabio y la crítica constructiva.
Su variopinta obra (literatura, cine, música, política) incluye, al menos, dos clásicos de nuestra lengua —que él "zarandeó" como ninguno para dotarla de nuevos caminos y significados: Tres tristes tigres y La Habana para un infante difunto.
Guillermo Cabrera Infante, virtuoso, fue uno de los escritores más generosos con nuestra lengua, dotándola de gracia, malicia y esplendor. Lo vamos a echar de menos. Nos queda, eso sí, el inmenso consuelo de su literatura, un cubanísimo mundo que él hizo universal y que trascenderá a la terrible realidad política del presente perpetuo que vive Cuba.
Abrimos este número de homenaje con un inédito del propio Cabrera Infante. Se trata de una conferencia llamada "Ars poética" que llega a nuestras manos gracias a la generosidad de su viuda Miriam Gómez. En el número participan, además, Enrico Mario Santí, Fernando Savater, Carlos Franqui, Carlos Alberto Montaner, Nedda G. de Anhalt, Carlos Franz, José Miguel Oviedo, Danubio Torres Fierro, Suzanne Jill Levine, Rafael Rojas y Nicolás Alvarado, una auténtica carga de infantería para honrar y recordar al gran exiliado, al escritor que, al dejar su Habana querida, se la llevó consigo para siempre.
viernes, 13 de agosto de 2010
Encuentro con Pedro Enrique Rodríguez, G.C. Infante y los Tres Tristes Tigres o la política entre líneas.
Una fotografía de la Habana que ya no existe, fueron las primeras palabras de Pedro, al sentarnos en el café a charlar sobre los TTT de Guillermo Cabrera. Hay política en los TTT aunque nunca se mete con ella directamente. Nadie dio con el registro de la Habana nocturna tanto como esta novela. Esa memoria no se puede borrar (¡lo que es pasar a la inmortalidad!), así laven cerebros, auspicien la lobotomía, en fin; afecten una y otra vez a este islote separado del mundo. Este libro que nunca se publicó en su Cuba, se topó pese a ello con la censura franquista que hizo estragos en su época. Ya en la edición de la Biblioteca Ayacucho hay unos impresos que dan muestra de lo los trozos censurados -todas son frases que se meten con un sexo incipiente, adolescente, inocente, que no pasa de tetas…no hay propiamente sexo. Infante escabulle lo álgido sexual, lo salta, cada vez que está a punto de pasar algo; no pasa-. Pese a que el “oscurantismo” de la isla aun está latente, aquella censura de marras nos provoca sin embargo un asombro lastimoso, e inevitablemente nos lleva a risa.
Ya en los años veinte Osip Mandelstam decía: “No hay nada más hambriento que el Estado contemporáneo, y un estado hambriento es más aterrador que un hombre hambriento. Mostrar compasión por el Estado que niega la palabra será la obligación social y la hazaña heroica del poeta contemporaneo” (The Word and Culture” 1921 p. 115 )
Estas palabras de Mandelstam son cercanas, así como las de Guillermo que nos deja un registro de su época; aun no ve luz en su país pese a que cada uno de sus habitantes tiene madera de músico.
A pesar que Cabrera Infante era muy buen lector, supera el realismo y en Tres Tristes Tigres hay páginas enteras que son como pentagramas musicales, frases sin pausa y sin miramientos, compuestas de noche.
“Este es un libro para ser leído de madrugada”. Infante niega al olvido su Habana, construye una ficción emparentada con testimoniales de la época pretérita a la revolución. Una revolución que ha querido sin lograrlo borrar esa Habana, y como una película de terror, ha pretendido destruirlos, convertirlos en sucesos que nunca pasaron. Infante los recuerda por siempre, ¿será por eso que no hay un cierre real? Es un continuo juego de metaficción, “un completo chiste cultural”, una nostalgia inconmensurable.
Infante sospechó y lo dejó por sentado que nunca más podría recorrer las mismas calles, “su ficción son sus palabras” sus palabras tangibles. “Los Tres Tristes Tigres es uno de los museos culturales de la oralidad”.
Así, pues, esta novela con nombre de trabalengua cubano Los Tres Tristes Tigres, huele a política.
¡Qué café!, Gracias Pedro Enrique Rodríguez, y gracias a ReLectura.
Por Eurídice Zamora
7 de agosto del 2010, Café Arábica 5pm.
*publicado por ReLectura
Ya en los años veinte Osip Mandelstam decía: “No hay nada más hambriento que el Estado contemporáneo, y un estado hambriento es más aterrador que un hombre hambriento. Mostrar compasión por el Estado que niega la palabra será la obligación social y la hazaña heroica del poeta contemporaneo” (The Word and Culture” 1921 p. 115 )
Estas palabras de Mandelstam son cercanas, así como las de Guillermo que nos deja un registro de su época; aun no ve luz en su país pese a que cada uno de sus habitantes tiene madera de músico.
A pesar que Cabrera Infante era muy buen lector, supera el realismo y en Tres Tristes Tigres hay páginas enteras que son como pentagramas musicales, frases sin pausa y sin miramientos, compuestas de noche.
“Este es un libro para ser leído de madrugada”. Infante niega al olvido su Habana, construye una ficción emparentada con testimoniales de la época pretérita a la revolución. Una revolución que ha querido sin lograrlo borrar esa Habana, y como una película de terror, ha pretendido destruirlos, convertirlos en sucesos que nunca pasaron. Infante los recuerda por siempre, ¿será por eso que no hay un cierre real? Es un continuo juego de metaficción, “un completo chiste cultural”, una nostalgia inconmensurable.
Infante sospechó y lo dejó por sentado que nunca más podría recorrer las mismas calles, “su ficción son sus palabras” sus palabras tangibles. “Los Tres Tristes Tigres es uno de los museos culturales de la oralidad”.
Así, pues, esta novela con nombre de trabalengua cubano Los Tres Tristes Tigres, huele a política.
¡Qué café!, Gracias Pedro Enrique Rodríguez, y gracias a ReLectura.
Por Eurídice Zamora
7 de agosto del 2010, Café Arábica 5pm.
*publicado por ReLectura
miércoles, 11 de agosto de 2010
lunes, 9 de agosto de 2010
Discurso de aceptación del Premio Cervantes
Cervantes, mi contemporáneo, por Guillermo Cabrera Infante
Una lengua humanista y creadora, Juan Carlos, Rey de España
Cervantes, mi contemporáneo
Guillermo Cabrera Infante
Discurso de aceptación del Premio Cervantes
In memóriam Octavio Paz
Hay un juego literario que es, como la literatura, un salto mortal sin red. Consiste en preguntarle al otro: ¿con quién famoso te gustaría cenar esta noche? Me propusieron ese árbitro de elegancias que dormía de día y celebraba la noche. Pero yo no sé latín y no creo que pueda aprenderlo para esta noche. Me nombraron a Shakespeare, pero entre su inglés y el mío hay distancia de olvido. Por último me susurraron el nombre de Cervantes. [...]
Ahora estamos sentados a la mesa en medio del comedor. La misma mesa y todos los muebles son lo que se vendría a conocer como Renacimiento español: muebles macizos, muebles sólidos.
—Para mí —le dije—, todos sus libros son un libro: único, real y maravilloso y el mejor que se ha escrito en nuestro idioma.
—Si no fuera por mis años y el sol de estas Castillas que me han curtido, me sonrojaría.
—Ya sé que usted no ha padecido nunca de vanidad ni de envidia literaria.
—Nunca —dijo Cervantes. [...]
En algún lugar de la casa alguien tañía una vihuela y una voz de mujer cantaba. Reconocí la melodía. Era Guárdame las vacas, la tonada que originó las variaciones de Cabezón.
—Me parece que le gusta la música.
—Mucho.
—A mí también. Cultivo varias melodías en mis escritos. Su nombre me es familiar. Uno de mis personajes del Quijote se llamaba así.
—Fue uno que murió de amor al ver morir a su mujer.
—Así es. ¿De dónde viene su nombre?
—Alemán de origen.
—¿Es usted alemán?
—Oh, no. Vengo de América.
—Allá quise ir varias veces.
—Si hubiera ido nunca habría escrito el Quijote.
—Pero habría escrito otras aventuras. Realistas unas, mágicas las otras. Como hicieron Bernal Díaz y Cabeza de Vaca.
—Pero son memorias, no invenciones.
No puedo evitar pensar que si los reaccionarios que ocuparon el lugar de los adelantados le hubieran dado permiso para emigrar a lo que ya se llamaba América, su gran libro hubiera sido escrito no en España, sino en la Nueva España ¿Qué les parece Don Quijote de las Indias? ¿Qué tal Sancho Pampa? No habría habido molinos, pero habría vientos. ¿Es una fantasía americana? Cervantes, en la segunda parte del Quijote, hace elogio y alabanza de Hernán Cortés y lo muestra como un caballero ejemplar. Ni más ni menos su par impar. [...]
—¿Es el Quijote una alegoría de su vida?
No lo pensó mucho para decir:
—Es la parodia de una alegoría.
—En todo caso es un libro maravilloso.
—Es muy amable con mi libro. [...]
Cervantes tendría mi edad exactamente ahora, pero era obvio que estaba en el invierno de nuestro contento: Cervantes por su Don Quijote, yo por mi Cervantes.
—Eso es inevitabilidad —dije.
—Es una palabra larga —dijo Cervantes.
—Es una palabra demasiado larga —dije—, pero inevitable.
El mobiliario del comedor se hizo contemporáneo, las bujías se hicieron bombillas, el banquete se vuelve una última cena. Pronto se disolverá el autor, pero antes de que desaparezca el maestro desaparecerá el aprendiz de Cervantes.
¿Qué es morir sino una forma de organizarse? ¿Lo dijo Cervantes? ¿O fue mi otro maestro, Martí mártir? [...]
Cervantes dejaba de ser un mero mortal para pasar a la inmortalidad. Aquí debe acabar mi discurso. Pero permítanme una palabra o dos antes de irme. Por mi casa de Londres han pasado varias generaciones de escritores españoles, algunos bisoños, otros veteranos. Muchos de los jóvenes escritores han devenido una generación que escribe los libros mejores que se escriben en español. Grande ha sido mi contento de que así sea.
Quiero destacar a mi agente, la formidable Carmen Balcells, porque fue ella quien me dio la noticia de haber ganado el premio por teléfono. Su alborozo fue más grande que el mío porque a pesar de las voces de Carmen siempre he sido un tanto escéptico. Todavía lo soy ahora. A todos, empezando por Miguel de Cervantes Saavedra, ¡muchas gracias!
Una lengua humanista y creadora
Juan Carlos, Rey de España
Respuesta del Rey Juan Carlos
[...] Festejamos hoy los despejados caminos de nuestra lengua, cada vez más extendida y mejor cultivada por sus hablantes y escritores, fundida en la fraternal unión de los pueblos hispanohablantes y embellecida por el encanto de los acentos americanos.
Esta mañana destaca de manera especial uno de ellos, el de la querida Cuba, al hacer entrega del Premio Cervantes a uno de los más conspicuos escritores que ha dado la isla: el feliz autor de Tres tristes tigres, monumento a la versatilidad de nuestro idioma, a su aguda comprensión del mundo, a sus infinitas capacidades de manifestación estética.
Este año de 1998 completa simbólicamente el ciclo de una década que ha visto nacer a la Comunidad Iberoamericana de Naciones y en la que hemos conmemorado el V Centenario del Descubrimiento y, con él, el cimiento de la casa común que con tanto amor hemos ido construyendo.
Un hogar en el que hacemos realidad nuestros proyectos, y en particular el de una cultura orgullosa de sus raíces, nutrida de solidaridad, enamorada de la libertad, y que despliega su imaginación creadora al amparo y por el camino de nuestra lengua común.
Este espíritu late en la persona y la obra de Cabrera Infante, empezando por su relación con el formidable personaje histórico, cultural y literario de Cuba que fue José Martí. [...] Si Cabrera afirma que Martí es toda una literatura y siempre habrá una historia literaria, también es cierto que el autor de La Habana para un Infante difunto tendrá siempre lugar de honor en esa historia.
Y lo ha de tener, sobre todo, por los acendrados valores literarios, tan cubanos, tan hispánicos, tan universales que resplandecen en su obra, canónica y ejemplar, muy próxima y concordante con la cervantina por su capacidad de aunar, desde abiertos postulados personales, lo particular con lo universal.
A la sombra de Cervantes, a su modo y medida, también Guillermo Cabrera elige su ciudad y su país para transformarlos literariamente y, sin perder un adarme de su esencia particular intransferible, en ciudad y país universales y acogedores. Desde sus primeros textos, Cuba está presente. La Habana es el principio y fin de su andadura. Y pues tiene su residencia, desde hace años, en Londres, quizá convenga recordar la palabras de Dickens: "Comprendió que deseaba ser ciudadano del mundo". Pretensión que Cabrera Infante realiza a través de una propuesta literaria convencida y convincente y una vocación insobornable y contrastada. Su vida es una permanente transferencia literaria de la realidad que a todos afecta, con la que ha creado un mundo complejo y atractivo en otra dimensión de la misma realidad que vive y transfigura. Su labor ha ido ahormando una lengua humanista y creadora, con la que vida, lengua y literatura constituyen un todo armonioso. La suya es una literatura que potencia el gozo sensible junto al placer de la razón, [...] y en ella el humor tiene un papel preponderante.
http://www.analitica.com/bitblioteca/gcabrera/cervantes.asp
Una lengua humanista y creadora, Juan Carlos, Rey de España
Cervantes, mi contemporáneo
Guillermo Cabrera Infante
Discurso de aceptación del Premio Cervantes
In memóriam Octavio Paz
Hay un juego literario que es, como la literatura, un salto mortal sin red. Consiste en preguntarle al otro: ¿con quién famoso te gustaría cenar esta noche? Me propusieron ese árbitro de elegancias que dormía de día y celebraba la noche. Pero yo no sé latín y no creo que pueda aprenderlo para esta noche. Me nombraron a Shakespeare, pero entre su inglés y el mío hay distancia de olvido. Por último me susurraron el nombre de Cervantes. [...]
Ahora estamos sentados a la mesa en medio del comedor. La misma mesa y todos los muebles son lo que se vendría a conocer como Renacimiento español: muebles macizos, muebles sólidos.
—Para mí —le dije—, todos sus libros son un libro: único, real y maravilloso y el mejor que se ha escrito en nuestro idioma.
—Si no fuera por mis años y el sol de estas Castillas que me han curtido, me sonrojaría.
—Ya sé que usted no ha padecido nunca de vanidad ni de envidia literaria.
—Nunca —dijo Cervantes. [...]
En algún lugar de la casa alguien tañía una vihuela y una voz de mujer cantaba. Reconocí la melodía. Era Guárdame las vacas, la tonada que originó las variaciones de Cabezón.
—Me parece que le gusta la música.
—Mucho.
—A mí también. Cultivo varias melodías en mis escritos. Su nombre me es familiar. Uno de mis personajes del Quijote se llamaba así.
—Fue uno que murió de amor al ver morir a su mujer.
—Así es. ¿De dónde viene su nombre?
—Alemán de origen.
—¿Es usted alemán?
—Oh, no. Vengo de América.
—Allá quise ir varias veces.
—Si hubiera ido nunca habría escrito el Quijote.
—Pero habría escrito otras aventuras. Realistas unas, mágicas las otras. Como hicieron Bernal Díaz y Cabeza de Vaca.
—Pero son memorias, no invenciones.
No puedo evitar pensar que si los reaccionarios que ocuparon el lugar de los adelantados le hubieran dado permiso para emigrar a lo que ya se llamaba América, su gran libro hubiera sido escrito no en España, sino en la Nueva España ¿Qué les parece Don Quijote de las Indias? ¿Qué tal Sancho Pampa? No habría habido molinos, pero habría vientos. ¿Es una fantasía americana? Cervantes, en la segunda parte del Quijote, hace elogio y alabanza de Hernán Cortés y lo muestra como un caballero ejemplar. Ni más ni menos su par impar. [...]
—¿Es el Quijote una alegoría de su vida?
No lo pensó mucho para decir:
—Es la parodia de una alegoría.
—En todo caso es un libro maravilloso.
—Es muy amable con mi libro. [...]
Cervantes tendría mi edad exactamente ahora, pero era obvio que estaba en el invierno de nuestro contento: Cervantes por su Don Quijote, yo por mi Cervantes.
—Eso es inevitabilidad —dije.
—Es una palabra larga —dijo Cervantes.
—Es una palabra demasiado larga —dije—, pero inevitable.
El mobiliario del comedor se hizo contemporáneo, las bujías se hicieron bombillas, el banquete se vuelve una última cena. Pronto se disolverá el autor, pero antes de que desaparezca el maestro desaparecerá el aprendiz de Cervantes.
¿Qué es morir sino una forma de organizarse? ¿Lo dijo Cervantes? ¿O fue mi otro maestro, Martí mártir? [...]
Cervantes dejaba de ser un mero mortal para pasar a la inmortalidad. Aquí debe acabar mi discurso. Pero permítanme una palabra o dos antes de irme. Por mi casa de Londres han pasado varias generaciones de escritores españoles, algunos bisoños, otros veteranos. Muchos de los jóvenes escritores han devenido una generación que escribe los libros mejores que se escriben en español. Grande ha sido mi contento de que así sea.
Quiero destacar a mi agente, la formidable Carmen Balcells, porque fue ella quien me dio la noticia de haber ganado el premio por teléfono. Su alborozo fue más grande que el mío porque a pesar de las voces de Carmen siempre he sido un tanto escéptico. Todavía lo soy ahora. A todos, empezando por Miguel de Cervantes Saavedra, ¡muchas gracias!
Una lengua humanista y creadora
Juan Carlos, Rey de España
Respuesta del Rey Juan Carlos
[...] Festejamos hoy los despejados caminos de nuestra lengua, cada vez más extendida y mejor cultivada por sus hablantes y escritores, fundida en la fraternal unión de los pueblos hispanohablantes y embellecida por el encanto de los acentos americanos.
Esta mañana destaca de manera especial uno de ellos, el de la querida Cuba, al hacer entrega del Premio Cervantes a uno de los más conspicuos escritores que ha dado la isla: el feliz autor de Tres tristes tigres, monumento a la versatilidad de nuestro idioma, a su aguda comprensión del mundo, a sus infinitas capacidades de manifestación estética.
Este año de 1998 completa simbólicamente el ciclo de una década que ha visto nacer a la Comunidad Iberoamericana de Naciones y en la que hemos conmemorado el V Centenario del Descubrimiento y, con él, el cimiento de la casa común que con tanto amor hemos ido construyendo.
Un hogar en el que hacemos realidad nuestros proyectos, y en particular el de una cultura orgullosa de sus raíces, nutrida de solidaridad, enamorada de la libertad, y que despliega su imaginación creadora al amparo y por el camino de nuestra lengua común.
Este espíritu late en la persona y la obra de Cabrera Infante, empezando por su relación con el formidable personaje histórico, cultural y literario de Cuba que fue José Martí. [...] Si Cabrera afirma que Martí es toda una literatura y siempre habrá una historia literaria, también es cierto que el autor de La Habana para un Infante difunto tendrá siempre lugar de honor en esa historia.
Y lo ha de tener, sobre todo, por los acendrados valores literarios, tan cubanos, tan hispánicos, tan universales que resplandecen en su obra, canónica y ejemplar, muy próxima y concordante con la cervantina por su capacidad de aunar, desde abiertos postulados personales, lo particular con lo universal.
A la sombra de Cervantes, a su modo y medida, también Guillermo Cabrera elige su ciudad y su país para transformarlos literariamente y, sin perder un adarme de su esencia particular intransferible, en ciudad y país universales y acogedores. Desde sus primeros textos, Cuba está presente. La Habana es el principio y fin de su andadura. Y pues tiene su residencia, desde hace años, en Londres, quizá convenga recordar la palabras de Dickens: "Comprendió que deseaba ser ciudadano del mundo". Pretensión que Cabrera Infante realiza a través de una propuesta literaria convencida y convincente y una vocación insobornable y contrastada. Su vida es una permanente transferencia literaria de la realidad que a todos afecta, con la que ha creado un mundo complejo y atractivo en otra dimensión de la misma realidad que vive y transfigura. Su labor ha ido ahormando una lengua humanista y creadora, con la que vida, lengua y literatura constituyen un todo armonioso. La suya es una literatura que potencia el gozo sensible junto al placer de la razón, [...] y en ella el humor tiene un papel preponderante.
http://www.analitica.com/bitblioteca/gcabrera/cervantes.asp
viernes, 6 de agosto de 2010
Ella cantaba boleros
Ella cantaba boleros (pag. 207 ed.Bib. Ayacucho) GCI
¿La vida es un caos concéntrico? No sé, yo solamente sé que mi vida era un caos nocturno con un sólo centro que era Las Vegas y en el centro del centro un vaso con ron y hielo o ron y soda y allí estaba desde las doce, que llegué cuando se acababa el primer show y este maestro de ceremonias despedía al público amable y distinguido, mientras lo invitaba a quedarse para el segundo y último show de la noche y la orquesta esta tocando el tema musical con un aire de fanfarria nostálgica, de charanga de circo que cambia el umpa-pa por un dos por cuatro por un seis por ocho, de banda rítmica que ensaya una melodía: ese sonido de orquesta de cabaré malo cubano que quiere parecer Kostelanetz a todo trance y que deprime más que saber que ya estoy hablando como Cué y como Eribó y como los otros seis millones de habitantes de esta isla de músicos solistas que se llama Cuba….
sábado, 24 de julio de 2010
martes, 9 de febrero de 2010
Lo que ocurrió fue que me di cuenta de que todo ese mundo de La Habana de noche, todo lo que se narra en Tres Tristes Tigres, iba a desaparecer a la corta o a la larga, y sin tener testigos, sin tener nadie que lo describiera. Era una realidad muy rica como para dejarla desaparecer de esa manera.
G.C. Infante
G.C. Infante
"Para mí escribir, hasta lo que usted llama literatura seria, es un juego. Los juegos de palabra son palabras cuyo significado depende del juego; es el jugador quien dispone los movimientos".
Guillermo Cabrera Infante
Entrevista de Alfred Mac Adam. Escritores Latinoamericanos. Ed. El Ateneo. Bs. As., 1996.
Guillermo Cabrera Infante
Entrevista de Alfred Mac Adam. Escritores Latinoamericanos. Ed. El Ateneo. Bs. As., 1996.
sábado, 4 de julio de 2009
jueves, 30 de abril de 2009
La puntualidad de Scott....
"Permítame decirle algo acerca de los ricos: son diferentes de Ud. y de mí. Poseen y disfrutan temprano en la vida y esto tiene un efecto en ellos: los hace blandos donde el resto de nosotros somos duros. Y cínicos donde somos crédulos; y todo esto de un modo difícil de entender si no se ha nacido rico"
»Están persuadidos, en lo profundo de sus corazones, de que son mejores que nosotros, justamente porque las compensaciones y refugios de la vida han sido cosas que hemos debido descubrir por nuestra cuenta. Y aun cuando lleguen a penetrar en nuestro mundo, e incluso arrastrarse por debajo de nuestra propia abyección, seguirán pensando que son mejores que el resto de nosotros: son diferentes».
Scott Fitzgerald.
»Están persuadidos, en lo profundo de sus corazones, de que son mejores que nosotros, justamente porque las compensaciones y refugios de la vida han sido cosas que hemos debido descubrir por nuestra cuenta. Y aun cuando lleguen a penetrar en nuestro mundo, e incluso arrastrarse por debajo de nuestra propia abyección, seguirán pensando que son mejores que el resto de nosotros: son diferentes».
Scott Fitzgerald.
miércoles, 29 de abril de 2009
.... aunque no es una obra maestra, ciertamente se las trae esta novelita del ilustre dipsómano F. Scott Fiztgerald. Yo resumiría esta obra con otro título :El hombre que quiso rumbear (y que me perdone Kipling por la chapucera paráfrasis). La historia de un cándido arribista, mezcla de Howard Hughes con Hugh Hefner (Gatsby no bebe, pero si fuma y baila pegao), que organiza rumbas memorables a ritmo de Jazz en su fastuoso palacete de Long Island, con el fin de recuperar a su "one and only love", una rubia niña rica llamada Daisy Buchanan (en este aspecto, me remitió a un personaje de "Los detectives salvajes", que planteaba que a una chica se le puede conquistar con un poema, pero no con un movimiento poético). Les aconsejo leer el libro antes de ver la película. En la película no van a toparse con esta maravilla :"No hay fuego ni lozanía capaz de desafiar a lo que un hombre es capaz de almacenar en su fantasmal corazón"
(del foro de ReLectura)
Cesar Nuñez
lunes, 27 de abril de 2009
Sobre el encuentro con La escritora Marinoni.
Esta foto es encantadora parece un suburbio del bajo Manhattan. Así y todo nos pareció fascinante esta tertulia al aire libre...
Equipo de lectura: “El lector interrumpido” 23 de abril de 2009.
Presentes en el café: Miriam Marinoni, Nelson Cordido, la invitada especial, Carmen Vincenti, Eurídice Zamora.
Si tuviera que poner en lugar de título, una frase comprimida de esta tertulia con la escritora Miriam Marinoni, sería : ¡un encuentro sugestivo! Cuando llegó a su fin, los integrantes del equipo de lectura urbano: ‘El Lector Interrumpido’, echamos de menos este rato grato y estimulante por parte de una escritora que desde el primer contacto mostró cuan responsable y querible sería su encuentro con nosotros. El libro fue imposible conseguirlo. Miriam le hizo copia, y muy atenta nos concedió este momento sobre Gatsby. Fue puntual al alertarnos que su especialidad es la literatura latinoamericana. Sin embargo dió un aparte para nuestro grupo de lectores. ¡Muy agradecidos!
Cada vez más nos damos cuenta de que el encuentro con un escritor está sobre todo lleno de una mirada del mundo distinta a la que nos da el mundo corriente, y cuando nos acercamos a un libro, y tenemos la dicha de toparnos con un escritor, nos damos cuenta que con leer un libro no es suficiente, o al menos queda una porción que llenar: hablar con un testigo de la escritura.
Con Miriam Marinoni entramos al mundo de Scott Fitzgerald, su contexto, y “El gran Gatsby”. Marinoni extrajo lo que de mito griego tiene, lo que de “La Cenicienta” y “El patito feo”, en fin lo que está detrás de la estructura del texto, el jazz tan recurrente en su superficialidad, que constantemente roza esta obra (Jazz: sexo, música y baile) Carmen Vincenti acotó sobre la relación entre El gran Gatsby” y “Eros y Psique” de Apuleyo. Con Marinoni charlamos en breve del submundo de la mujer que escribe, de cómo es que ella se acercó a la escritura y las maneras de las que se valió para aprender la letra a pesar del desapoyo.
Para todos los que nos encontrábamos aquella noche, menos yo, “El Gran Gatsby” no sorprendió. A mí me encantó, estupenda me pareció. (montones de frases hechas a mi medida) No he visto el film que la llevó a la fama (la fama también es superficial), pero dudo que pueda ganarle. Por ello va este párrafo, sin duda Scott le dió prestancia. De Gatsby el gran anfitrión, Scott alguna vez uso esta frase que me encantó, como preámbulo a la superficialidad hecha palabra:
‘Esbozó una sonrisa comprensiva: mucho más que sólo comprensiva. Era una de aquellas sonrisas excepcionales, que tenía la cualidad de dejarte tranquilo. Sonrisas como esa se las topa uno sólo cuatro ó cinco veces en toda la vida, y comprenden, o parecen hacerlo, todo el mundo exterior en un instante, para después concentrarte en ti, con un prejuicio irresistible a tu favor. Te mostraba que te entendía hasta el punto en que quedas ser comprendido, creía en ti como a ti te gustaría creer en ti mismo y te aseguraba que se llevaba de ti la impresión precisa que tú, en tu mejor momento, querrías comunicar…..’
Eurídice Zamora
Equipo de lectura: “El lector interrumpido” 23 de abril de 2009.
Presentes en el café: Miriam Marinoni, Nelson Cordido, la invitada especial, Carmen Vincenti, Eurídice Zamora.
Si tuviera que poner en lugar de título, una frase comprimida de esta tertulia con la escritora Miriam Marinoni, sería : ¡un encuentro sugestivo! Cuando llegó a su fin, los integrantes del equipo de lectura urbano: ‘El Lector Interrumpido’, echamos de menos este rato grato y estimulante por parte de una escritora que desde el primer contacto mostró cuan responsable y querible sería su encuentro con nosotros. El libro fue imposible conseguirlo. Miriam le hizo copia, y muy atenta nos concedió este momento sobre Gatsby. Fue puntual al alertarnos que su especialidad es la literatura latinoamericana. Sin embargo dió un aparte para nuestro grupo de lectores. ¡Muy agradecidos!
Cada vez más nos damos cuenta de que el encuentro con un escritor está sobre todo lleno de una mirada del mundo distinta a la que nos da el mundo corriente, y cuando nos acercamos a un libro, y tenemos la dicha de toparnos con un escritor, nos damos cuenta que con leer un libro no es suficiente, o al menos queda una porción que llenar: hablar con un testigo de la escritura.
Con Miriam Marinoni entramos al mundo de Scott Fitzgerald, su contexto, y “El gran Gatsby”. Marinoni extrajo lo que de mito griego tiene, lo que de “La Cenicienta” y “El patito feo”, en fin lo que está detrás de la estructura del texto, el jazz tan recurrente en su superficialidad, que constantemente roza esta obra (Jazz: sexo, música y baile) Carmen Vincenti acotó sobre la relación entre El gran Gatsby” y “Eros y Psique” de Apuleyo. Con Marinoni charlamos en breve del submundo de la mujer que escribe, de cómo es que ella se acercó a la escritura y las maneras de las que se valió para aprender la letra a pesar del desapoyo.
Para todos los que nos encontrábamos aquella noche, menos yo, “El Gran Gatsby” no sorprendió. A mí me encantó, estupenda me pareció. (montones de frases hechas a mi medida) No he visto el film que la llevó a la fama (la fama también es superficial), pero dudo que pueda ganarle. Por ello va este párrafo, sin duda Scott le dió prestancia. De Gatsby el gran anfitrión, Scott alguna vez uso esta frase que me encantó, como preámbulo a la superficialidad hecha palabra:
‘Esbozó una sonrisa comprensiva: mucho más que sólo comprensiva. Era una de aquellas sonrisas excepcionales, que tenía la cualidad de dejarte tranquilo. Sonrisas como esa se las topa uno sólo cuatro ó cinco veces en toda la vida, y comprenden, o parecen hacerlo, todo el mundo exterior en un instante, para después concentrarte en ti, con un prejuicio irresistible a tu favor. Te mostraba que te entendía hasta el punto en que quedas ser comprendido, creía en ti como a ti te gustaría creer en ti mismo y te aseguraba que se llevaba de ti la impresión precisa que tú, en tu mejor momento, querrías comunicar…..’
Eurídice Zamora
El encuentro con Miriam Marinoni y con Carmen Vincenti, invitada especial, estuvo envuelto en un clima mágico, iluminados solamente por la vela que estaba en la mesa al aire libre del Café Arábica, lugar que ya se ha convertido en oficial para los encuentros del Lector Interrumpido.
Miriam en un excelente análisis de El gran Gatsby nos hizo notar algunos aspectos que quizás habían pasado desapercibidos como por ejemplo: la burla sutil y exquisita de Fitzgerald a la alta sociedad newyorkina de la época, frívola, que se aburría pero no era capaz de dedicarse a actividades que enriquecieran el espíritu humano. Y Gatsby con esas grandes fiestas en las que casi no participaba y con invitados a los que no conocía, tratando de llamar la atención de su vecina, su eterno amor.
El gran Gatsby junto con Manhattan Transfer del también escritor de La Generación Perdida, John Dos Pasos, son las obras que probablemente mejor reflejan el materialismo de la sociedad norteamericana justo antes de la Gran depresión.
Gracias a Miriam y a Carmen por tan agradable velada
Nelson Cordido Rovati
Miriam en un excelente análisis de El gran Gatsby nos hizo notar algunos aspectos que quizás habían pasado desapercibidos como por ejemplo: la burla sutil y exquisita de Fitzgerald a la alta sociedad newyorkina de la época, frívola, que se aburría pero no era capaz de dedicarse a actividades que enriquecieran el espíritu humano. Y Gatsby con esas grandes fiestas en las que casi no participaba y con invitados a los que no conocía, tratando de llamar la atención de su vecina, su eterno amor.
El gran Gatsby junto con Manhattan Transfer del también escritor de La Generación Perdida, John Dos Pasos, son las obras que probablemente mejor reflejan el materialismo de la sociedad norteamericana justo antes de la Gran depresión.
Gracias a Miriam y a Carmen por tan agradable velada
domingo, 26 de abril de 2009
miércoles, 22 de abril de 2009
miércoles, 1 de abril de 2009
miércoles, 18 de febrero de 2009
martes, 16 de diciembre de 2008
Lectura después de Capote, El gran Gatsby, de F.S. Fitzgerald
"Permítame decirle algo acerca de los ricos: son diferentes de Ud. y de mí. Poseen y disfrutan temprano en la vida y esto tiene un efecto en ellos: los hace blandos donde el resto de nosotros somos duros. Y cínicos donde somos crédulos; y todo esto de un modo difícil de entender si no se ha nacido rico.
Están persuadidos, en lo profundo de sus corazones, de que son mejores que nosotros, justamente porque las compensaciones y refugios de la vida han sido cosas que hemos debido descubrir por nuestra cuenta. Y aun cuando lleguen a penetrar en nuestro mundo, e incluso arrastrarse por debajo de nuestra propia abyección, seguirán pensando que son mejores que el resto de nosotros: son diferentes."
Francis Scott Fitzgerald
Están persuadidos, en lo profundo de sus corazones, de que son mejores que nosotros, justamente porque las compensaciones y refugios de la vida han sido cosas que hemos debido descubrir por nuestra cuenta. Y aun cuando lleguen a penetrar en nuestro mundo, e incluso arrastrarse por debajo de nuestra propia abyección, seguirán pensando que son mejores que el resto de nosotros: son diferentes."
domingo, 31 de agosto de 2008
El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad.
“Cuando alguien llega aquí, usted lo sabe, no es para contemplar la luna”
Eurídice Zamora
Hay mucho que apuntar sobre esta “aventura”. Conrad se puso encima de un lugar escalofriante y nos permitió hurgar en el todo débil trozo del ser humano. El protagonista atraviesa un río a contracorriente, y en la búsqueda por su parte restante, encuentra sus restos viles. Uno no hace sino compararse con estos sufrimientos, tan vivos como si se estuviera en aquella misma selva, en aquella maltratada África y en aquellos cercanos tiempos. Cuando aun no llega a la jungla final dice:
“un necio con puro miedo y finos sentimientos está siempre a salvo”
Marlow aspira toda aquella atmósfera de infierno, pero no llega a tocarla.
Conrad pone contra la pared -sin preparar instructivo alguno- al hombre de poderes absolutos, lo cuelga en entre dicho, sea éste un führer alemán de mediados del siglo XX, un duce italiano, un dictador español, o un caudillo latinoamericano de estos tiempos puesto por la gracia de Dios.
Cuando Marlow llega al final, y se topa con el rostro de Kurtz, la tiniebla se vuelve más tiniebla, la sospecha de su final se torna real, y su muerte no se hace sino necesaria…
‘vivimos como soñamos…solos’
Hay mucho que apuntar sobre esta “aventura”. Conrad se puso encima de un lugar escalofriante y nos permitió hurgar en el todo débil trozo del ser humano. El protagonista atraviesa un río a contracorriente, y en la búsqueda por su parte restante, encuentra sus restos viles. Uno no hace sino compararse con estos sufrimientos, tan vivos como si se estuviera en aquella misma selva, en aquella maltratada África y en aquellos cercanos tiempos. Cuando aun no llega a la jungla final dice:
“un necio con puro miedo y finos sentimientos está siempre a salvo”
Marlow aspira toda aquella atmósfera de infierno, pero no llega a tocarla.
Conrad pone contra la pared -sin preparar instructivo alguno- al hombre de poderes absolutos, lo cuelga en entre dicho, sea éste un führer alemán de mediados del siglo XX, un duce italiano, un dictador español, o un caudillo latinoamericano de estos tiempos puesto por la gracia de Dios.
Cuando Marlow llega al final, y se topa con el rostro de Kurtz, la tiniebla se vuelve más tiniebla, la sospecha de su final se torna real, y su muerte no se hace sino necesaria…
‘vivimos como soñamos…solos’
lunes, 4 de agosto de 2008
El encuentro con Rodrigo Blanco Calderón
Silvia, Cesar, Rodrigo, en el café Arábica. Nelson y Eurídice estan del otro lado de la foto.
El corazón de las tinieblas es la quinta de las novelas de Joseph Conrad, escrita justo a finales del siglo XIX. Recoge en cierta forma la experiencia personal del autor en un viaje que realizó al Congo en 1890 y que no olvidó fácilmente.
Marlow les cuenta a un grupo de personas en la desembocadura del río Támesis, justo a la hora crepuscular, acerca de su viaje al África en busca de un agente comercial llamado Kurtz que enviaba a la empresa enormes cantidades de marfil. El viaje resulta una verdadera Odisea, donde sutilmente Conrad proclama la hipocresía del imperialismo aunque sin tomar abierto partido hacia los africanos, saltando del horror a la locura.
Rodrigo nos deleitó con sus impresiones e interpretaciones llevándonos a reflexionar sobre aspectos de la obra que muchos de nosotros no habíamos percibido en la primera lectura: Cómo el río es el hilo conductor del relato pero en sentido contrario a la corriente, como si fuese un viaje al pasado. O como la maldad y el bien están tan cerca justificándose simplemente con una idea. Al final de la tertulia salimos convencidos de que debíamos leer una vez más la obra y ver de nuevo la película Apocalipsis Now (Francis Ford Coppola 1979), basada en la novela de Conrad.
Nelson Cordido.
26 de julio del 2008- Arábica café.
Sobre el encuentro con Rodrigo Blanco y "el corazón de las tinieblas" 26 de Julio 4:30 pm café Arábica
Por “el lector interrumpido” estuvimos: Silvia Marín, Nelson Cordido, Cesar Nuñez, Eurídice Zamora.
El encuentro con Rodrigo fue toda una tertulia, tan es así que él no dudo en que la conversación empezara por los lados de uno de nosotros. Pues una tertulia no pretende ser una clase, ha de quedar como un encuentro grato, sin olvidar que ello nos llevará por las rutas de la reflexión, búsqueda inequívoca de toda lectura. Sin embargo “el corazón de las tinieblas” amerita palabras graves como Infierno, lo que le otorga a la tertulia el matiz de una cátedra. Marlow presencia el descenso al infierno sin tocarlo. En palabras de Rodrigo: “Marlow da como un pasito atrás, y no toca el infierno. Mientras Marlow sigue la contracorriente del río, comprende cada vez menos, tiene miedo a lo extraño, sabe que está entrando en otra dimensión, sin embargo tiene la fascinación de la no comprensión.” El tiempo es un río que no pasa, y es que el río es un factor indispensable en esta novela. Toda ella es un viaje al pasado. El pasado está en el presente, pero en la periferia de la ciudad, por eso el rio esta allí, permanece en todo el trayecto, para permitirnos ver esa contradicción con claridad. Lo descriptivo en Conrad, es más moral que puntual.
La ideología de Kurtz, el malo en esta historia pregona: “todo lo justifica una idea” . Es la ideología del colonialismo, del imperialismo, del lider político, de la gente alucinada. El mal como centro. Conrad se anticipa al nascismo, pues la escribe unos cuarenta años antes de la hegemonia Hitleriana. Su critica se dirige hacia la verdad impuesta en en contra de la verdad descubierta. Sin embargo, Conrad no cae en una moraleja. Supongo que por aquello de que su alter ego, Marlow, no lo hubiera permitido.
Gracias a Rodrigo Blanco y a ReLectura por esta invalorable tertulia.
Eurídice Zamora.
El corazón de las tinieblas es la quinta de las novelas de Joseph Conrad, escrita justo a finales del siglo XIX. Recoge en cierta forma la experiencia personal del autor en un viaje que realizó al Congo en 1890 y que no olvidó fácilmente.
Marlow les cuenta a un grupo de personas en la desembocadura del río Támesis, justo a la hora crepuscular, acerca de su viaje al África en busca de un agente comercial llamado Kurtz que enviaba a la empresa enormes cantidades de marfil. El viaje resulta una verdadera Odisea, donde sutilmente Conrad proclama la hipocresía del imperialismo aunque sin tomar abierto partido hacia los africanos, saltando del horror a la locura.
Rodrigo nos deleitó con sus impresiones e interpretaciones llevándonos a reflexionar sobre aspectos de la obra que muchos de nosotros no habíamos percibido en la primera lectura: Cómo el río es el hilo conductor del relato pero en sentido contrario a la corriente, como si fuese un viaje al pasado. O como la maldad y el bien están tan cerca justificándose simplemente con una idea. Al final de la tertulia salimos convencidos de que debíamos leer una vez más la obra y ver de nuevo la película Apocalipsis Now (Francis Ford Coppola 1979), basada en la novela de Conrad.
Nelson Cordido.
26 de julio del 2008- Arábica café.
Sobre el encuentro con Rodrigo Blanco y "el corazón de las tinieblas" 26 de Julio 4:30 pm café Arábica
Por “el lector interrumpido” estuvimos: Silvia Marín, Nelson Cordido, Cesar Nuñez, Eurídice Zamora.
El encuentro con Rodrigo fue toda una tertulia, tan es así que él no dudo en que la conversación empezara por los lados de uno de nosotros. Pues una tertulia no pretende ser una clase, ha de quedar como un encuentro grato, sin olvidar que ello nos llevará por las rutas de la reflexión, búsqueda inequívoca de toda lectura. Sin embargo “el corazón de las tinieblas” amerita palabras graves como Infierno, lo que le otorga a la tertulia el matiz de una cátedra. Marlow presencia el descenso al infierno sin tocarlo. En palabras de Rodrigo: “Marlow da como un pasito atrás, y no toca el infierno. Mientras Marlow sigue la contracorriente del río, comprende cada vez menos, tiene miedo a lo extraño, sabe que está entrando en otra dimensión, sin embargo tiene la fascinación de la no comprensión.” El tiempo es un río que no pasa, y es que el río es un factor indispensable en esta novela. Toda ella es un viaje al pasado. El pasado está en el presente, pero en la periferia de la ciudad, por eso el rio esta allí, permanece en todo el trayecto, para permitirnos ver esa contradicción con claridad. Lo descriptivo en Conrad, es más moral que puntual.
La ideología de Kurtz, el malo en esta historia pregona: “todo lo justifica una idea” . Es la ideología del colonialismo, del imperialismo, del lider político, de la gente alucinada. El mal como centro. Conrad se anticipa al nascismo, pues la escribe unos cuarenta años antes de la hegemonia Hitleriana. Su critica se dirige hacia la verdad impuesta en en contra de la verdad descubierta. Sin embargo, Conrad no cae en una moraleja. Supongo que por aquello de que su alter ego, Marlow, no lo hubiera permitido.
Gracias a Rodrigo Blanco y a ReLectura por esta invalorable tertulia.
jueves, 3 de julio de 2008
domingo, 27 de abril de 2008
tuvimos un encuentro con la fascinante moby dick
Sobre el encuentro con Roberto Lovera De Sola.
Lectura Moby Dick, de Herman Melville.
EE Zamora
27 de abril del 2008
Ana Aquino
Sobre el encuentro con Roberto Lovera De Sola.
Lectura Moby Dick, de Herman Melville.
Todo comenzó a las 4 pm. Roberto Lovera nos sorprendió a todos. Además de los lectores interrumpidos que asistimos a esta tertulia (Silvia Marín, Keyla Vergara, Ana Aquino, Nelson Cordido, Eurídice Zamora) Lovera de Sola, invitó a sus amigos del circulo de lectores de la fundación Herrera Luque. La verdad es que hablar sobre algo grande, al menos merece ser escuchado en grande. En ese cafetín citadino flotamos en la mar por unas horas. Nos sentamos en la proa y en la popa de un barco a la intemperie, cercanos a los mástiles, con oleaje en mar picado a veces, y apacible otras. Moby Dick quiere decir mil cosas, nos recordaba con alegría Roberto a cada instante. ¿Es un viaje interior? Esta ballena además de blanca, histórica y universal es el mapa donde el ser humano se reconoce a sí mismo. La ballena no es lo que mata al capitán Ahab, es él mismo el que se ata a ella y se sumerge en lo más ignoto de la monstruosidad. Como todo libro clásico, este es un libro infinito. Y, Roberto nos preparó un cuidadoso texto sobre Moby Dick, sobre su escritor Melville, su época, sus amigos, su abandono por parte del suelo que piso.... Todo Moby Dick es un viaje a la derrota.
Lo que hay de ficción en torno a este monstruo de una sola cabeza, no va por los caminos del documental, no es en fin, el testimonial de un capitán al acecho por un ente corpóreo de grandes proporciones, ni de un Ismael contador de la historia que le toco pisar aquella embarcación, en sus palabras: "llamadme Ismael.....ya es tiempo de hacerme a la mar. "Es" la aventura del vivir que siempre desconoceremos a ciencia cierta.
Tertulia marina y maravillosa, al final llegamos a puerto....
Cuando todo terminó, y quedábamos algunos de los integrantes de ambos grupos, cuando ya era oscuro, Roberto nos seguía emocionando con sus libros predilectos.
A Roberto Lovera y ReLectura, mil gracias.
Lo que hay de ficción en torno a este monstruo de una sola cabeza, no va por los caminos del documental, no es en fin, el testimonial de un capitán al acecho por un ente corpóreo de grandes proporciones, ni de un Ismael contador de la historia que le toco pisar aquella embarcación, en sus palabras: "llamadme Ismael.....ya es tiempo de hacerme a la mar. "Es" la aventura del vivir que siempre desconoceremos a ciencia cierta.
Tertulia marina y maravillosa, al final llegamos a puerto....
Cuando todo terminó, y quedábamos algunos de los integrantes de ambos grupos, cuando ya era oscuro, Roberto nos seguía emocionando con sus libros predilectos.
A Roberto Lovera y ReLectura, mil gracias.
EE Zamora
27 de abril del 2008
el viaje como metáfora de búsqueda
A lo largo de la historia, el viaje ha sido tema de ficciones y grandes relatos se han escrito que describen los más variados periplos que cualquier escritor haya podido imaginar. De este modo, encontramos ejemplos en la literatura que dan cuenta de este hecho, tales como, Los viajes de Gulliver, Ulises, La vuelta al mundo en 80 días, Viaje al centro de la tierra y el caso que nos ocupa, Moby Dick.
Al leer sus páginas, quedamos deslumbrados por las magistrales descripciones que hace Melville, no solo del mar, sino también, de las circunstancias sociales y culturales con las que construye la trama. En este sentido, el crítico literario Harold Bloom, llegó a afirmar que Moby Dick representaba “el paradigma novelístico de lo sublime”, porque en ella encontramos todos los elementos que descubren el alma, la soledad, el desasosiego, la búsqueda.
Y si tratamos de interpretar lo que simboliza Ismael, nos encontramos con la figura del navegante que intenta llegar a un puerto, con sus vivencias a cuestas. Para decirlo en palabras de Damaris Calderón, poeta cubana, “la figura del navegante es la del batallador épico, del buscador solitario que no espera encontrar nada. Lo que restringiría la grandeza y el alcance de la búsqueda, cuyo impulso es la búsqueda misma, el espíritu libre, solo y desasido”. Ismael se embarca, inicia su viaje y espera un encuentro que le devuelva la fe.
De esta forma, todos los que decidimos asistir al Café Arábiga el sábado 26 de mayo, hicimos un viaje, un largo recorrido bajo la firme conducción de Roberto Lovera De Sola, capitán sin par, quien nos guió en esta hermosa aventura, al encuentro con la gran ballena.
A lo largo de la historia, el viaje ha sido tema de ficciones y grandes relatos se han escrito que describen los más variados periplos que cualquier escritor haya podido imaginar. De este modo, encontramos ejemplos en la literatura que dan cuenta de este hecho, tales como, Los viajes de Gulliver, Ulises, La vuelta al mundo en 80 días, Viaje al centro de la tierra y el caso que nos ocupa, Moby Dick.
Al leer sus páginas, quedamos deslumbrados por las magistrales descripciones que hace Melville, no solo del mar, sino también, de las circunstancias sociales y culturales con las que construye la trama. En este sentido, el crítico literario Harold Bloom, llegó a afirmar que Moby Dick representaba “el paradigma novelístico de lo sublime”, porque en ella encontramos todos los elementos que descubren el alma, la soledad, el desasosiego, la búsqueda.
Y si tratamos de interpretar lo que simboliza Ismael, nos encontramos con la figura del navegante que intenta llegar a un puerto, con sus vivencias a cuestas. Para decirlo en palabras de Damaris Calderón, poeta cubana, “la figura del navegante es la del batallador épico, del buscador solitario que no espera encontrar nada. Lo que restringiría la grandeza y el alcance de la búsqueda, cuyo impulso es la búsqueda misma, el espíritu libre, solo y desasido”. Ismael se embarca, inicia su viaje y espera un encuentro que le devuelva la fe.
De esta forma, todos los que decidimos asistir al Café Arábiga el sábado 26 de mayo, hicimos un viaje, un largo recorrido bajo la firme conducción de Roberto Lovera De Sola, capitán sin par, quien nos guió en esta hermosa aventura, al encuentro con la gran ballena.
Ana Aquino
sábado, 26 de abril de 2008
domingo, 6 de abril de 2008
lunes, 31 de marzo de 2008
moby dick-la película de huston
jueves, 13 de marzo de 2008
jueves, 6 de marzo de 2008
algunos datos sobre Herman Melville:
Nueva York, 1 de agosto de 1819 - 28 de septiembre de 1891.
Escritor estadounidense, escribió novela, ensayo y poesía. Una de las principales figuras de la historia de la literatura. A los diecinueve años, descartando la posibilidad de ir a la universidad, comenzó a embarcarse en viajes que inspiraron sus obras, pasando algún tiempo en las islas del Pacífico.
De regreso a Estados Unidos trabajó como profesor y en 1841 viajó a los Mares del Sur a bordo del ballenero "Acushnet". Tras 18 meses de travesía abandonó el barco en las Islas Marquesas y vivió un mes entre los caníbales. Escapó en un mercante australiano y desembarcó en Papeete (Tahití), donde pasó algún tiempo en prisión, antes de regresar a su hogar en 1844.
Escribió sus primeras novelas sobre su experiencia como marino. Al tema del mar corresponden sus obras Mardi (1849), Omoo (1847), Taipi, un edén caníbal (1846) y Redburn (1849), mientras que La chaqueta blanca (1850) relata sus experiencias en el ejército.
Sus primeras novelas alcanzaron rápidamente una gran popularidad y le abrieron las puertas de la fama y el éxito económico, pero un incendio en los talleres de su editor le ocasionó un revés económico que le obligó a trabajar en la aduana en Nueva York.
Después de sus múltiples viajes, decidió casarse y estableció su residencia en Massachusetts, donde cultivó la amistad con el escritor Nathaniel Hawthorne, a quien dedicó su obra maestra, Moby Dick o la ballena blanca (1851), en la cual orientó su producción literaria a reflexiones éticas y filosóficas que se manifestaron también en Pierre o las ambigüedades (1852), una oscura exploración alegórica sobre la naturaleza del mal. Moby Dick no resultó un éxito comercial y Pierre o las ambigüedades (1852) fue un estrepitoso fracaso.
La poca comprensión de su público hacia Pierre o las ambigüedades (1852) produjo el descenso de las ventas de sus obras. No obstante, Melville continuó el proceso de creación y decantación de su estilo literario. En este período publicó Israel Potter (1855); el libro de relatos Cuentos de Piazza (1856), en el que se incluyen algunos de los mejores cuentos de Melville como Benito Cereno y Bartleby el escribiente; El hombre de confianza; Timoleón; Los cuentos del mirador; John Marr y otros marinos y Billy Budd, marinero (1891), obra que que le abrió de nuevo las puertas del mercado y le permitió publicar otros escritos inéditos como Diario de una visita a Europa, Mediterráneo oriental, La novia del manzano, Diario de una visita a Londres, Fin del continente, Diario de más allá de los estrechos y Cartas.
Obras: Billy Budd: (Sobre la injusta muerte de un joven marinero). Typee, Mardi, Moby Dick, Omoo, Bartleby, el escribiente: [Relato sobre un oficinista que anticipa los temas e inquietudes del escritor checo Franz Kafka], Benito Cereno: [De angustiosa intriga], Chaqueta Blanca.
Escritor estadounidense, escribió novela, ensayo y poesía. Una de las principales figuras de la historia de la literatura. A los diecinueve años, descartando la posibilidad de ir a la universidad, comenzó a embarcarse en viajes que inspiraron sus obras, pasando algún tiempo en las islas del Pacífico.
De regreso a Estados Unidos trabajó como profesor y en 1841 viajó a los Mares del Sur a bordo del ballenero "Acushnet". Tras 18 meses de travesía abandonó el barco en las Islas Marquesas y vivió un mes entre los caníbales. Escapó en un mercante australiano y desembarcó en Papeete (Tahití), donde pasó algún tiempo en prisión, antes de regresar a su hogar en 1844.
Escribió sus primeras novelas sobre su experiencia como marino. Al tema del mar corresponden sus obras Mardi (1849), Omoo (1847), Taipi, un edén caníbal (1846) y Redburn (1849), mientras que La chaqueta blanca (1850) relata sus experiencias en el ejército.
Sus primeras novelas alcanzaron rápidamente una gran popularidad y le abrieron las puertas de la fama y el éxito económico, pero un incendio en los talleres de su editor le ocasionó un revés económico que le obligó a trabajar en la aduana en Nueva York.
Después de sus múltiples viajes, decidió casarse y estableció su residencia en Massachusetts, donde cultivó la amistad con el escritor Nathaniel Hawthorne, a quien dedicó su obra maestra, Moby Dick o la ballena blanca (1851), en la cual orientó su producción literaria a reflexiones éticas y filosóficas que se manifestaron también en Pierre o las ambigüedades (1852), una oscura exploración alegórica sobre la naturaleza del mal. Moby Dick no resultó un éxito comercial y Pierre o las ambigüedades (1852) fue un estrepitoso fracaso.
La poca comprensión de su público hacia Pierre o las ambigüedades (1852) produjo el descenso de las ventas de sus obras. No obstante, Melville continuó el proceso de creación y decantación de su estilo literario. En este período publicó Israel Potter (1855); el libro de relatos Cuentos de Piazza (1856), en el que se incluyen algunos de los mejores cuentos de Melville como Benito Cereno y Bartleby el escribiente; El hombre de confianza; Timoleón; Los cuentos del mirador; John Marr y otros marinos y Billy Budd, marinero (1891), obra que que le abrió de nuevo las puertas del mercado y le permitió publicar otros escritos inéditos como Diario de una visita a Europa, Mediterráneo oriental, La novia del manzano, Diario de una visita a Londres, Fin del continente, Diario de más allá de los estrechos y Cartas.
Obras: Billy Budd: (Sobre la injusta muerte de un joven marinero). Typee, Mardi, Moby Dick, Omoo, Bartleby, el escribiente: [Relato sobre un oficinista que anticipa los temas e inquietudes del escritor checo Franz Kafka], Benito Cereno: [De angustiosa intriga], Chaqueta Blanca.
martes, 4 de marzo de 2008
domingo, 2 de marzo de 2008
lunes, 25 de febrero de 2008
domingo, 24 de febrero de 2008
y C h é j o v
(partes del texto) La dama del perrito, de Antón Chéjov
...
Después la volvió a encontrar en los jardines públicos y en la plaza varias veces. Caminaba sola, llevando siempre la misma boina, y siempre con el mismo perrito; nadie sabía quién era y todos la llamaban sencillamente «la dama del perrito».
«Si está aquí sola, sin su marido o amigos, no estaría mal trabar amistad con ella», pensó Gurov.
...
Una noche que estaba comiendo en los jardines, la señora de la boina llegó lentamente y se sentó a la mesa de al lado. La expresión de su rostro, su aire, el vestido y el peinado, le indicaron que era una señora, que estaba casada, que se encontraba en Yalta por primera vez y que estaba triste... Las historias inmorales, que se murmuran en sitios como Yalta, son la mayor parte mentira; Gurov las despreciaba, sabiendo que tales historias eran inventos, en su mayor parte, de personas que hubieran pecado tranquilamente, de haber tenido ocasión; pero cuando la señora del perrito se sentó a la mesa de al lado, a tres pasos de él, recordó esas historias de conquistas fáciles, de excursiones a las montañas, y el tentador pensamiento de una dulce y ligera aventura amorosa, una novela con una mujer desconocida, cuyo nombre le fuese desconocido también, se apoderó súbitamente de su ánimo.
...
-Parece que necesita usted ser perdonada.
-¿Perdonada? No. Soy una mala mujer; me desprecio a mí misma y no pretendo justificarme. No es a mi marido, es a mí a quien he engañado. Y esto no es de ahora, hace mucho tiempo que me estoy engañando. Mi marido podrá ser bueno y honrado, pero ¡es un lacayo! No sé qué es lo que hace allí ni en lo que trabaja; pero sé que es un lacayo. Yo tenía veinte años cuando me casé con él. He vivido atormentada por un sentimiento de curiosidad; necesitaba algo mejor. Debe haber otra clase de vida, me decía a mí misma. Sentía ansias de vivir. ¡Vivir! ¡Vivir!... La curiosidad me abrasaba... Usted no me comprende, pero le juro a Dios que llegó un momento en que no pude contenerme; algo fuera de lo corriente debió ocurrirme; le dije a mi marido que estaba mala y me vine aquí... Y aquí he estado vagando de un lado para otro como una loca..., y ahora me veo convertida en una mujer vulgar, despreciable, a quien todos mirarán mal.
...
Desde entonces volvieron a verse todos los días a las doce; comían juntos, se paseaban, contemplaban el mar.
...
¿Cómo librarse de aquel intolerable cautiverio?...
-¿Cómo? ¿Cómo? -se preguntaba Gurov con la cabeza entre las manos-. ¿Cómo?...
Y parecía como si dentro de pocos momentos todo fuera a solucionarse y una nueva y espléndida vida empezara para ellos; y ambos veían claramente que aún les quedaba un camino largo, largo que recorrer, y que la parte más complicada y difícil no había hecho más que empezar.
«Si está aquí sola, sin su marido o amigos, no estaría mal trabar amistad con ella», pensó Gurov.
...
Una noche que estaba comiendo en los jardines, la señora de la boina llegó lentamente y se sentó a la mesa de al lado. La expresión de su rostro, su aire, el vestido y el peinado, le indicaron que era una señora, que estaba casada, que se encontraba en Yalta por primera vez y que estaba triste... Las historias inmorales, que se murmuran en sitios como Yalta, son la mayor parte mentira; Gurov las despreciaba, sabiendo que tales historias eran inventos, en su mayor parte, de personas que hubieran pecado tranquilamente, de haber tenido ocasión; pero cuando la señora del perrito se sentó a la mesa de al lado, a tres pasos de él, recordó esas historias de conquistas fáciles, de excursiones a las montañas, y el tentador pensamiento de una dulce y ligera aventura amorosa, una novela con una mujer desconocida, cuyo nombre le fuese desconocido también, se apoderó súbitamente de su ánimo.
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-Parece que necesita usted ser perdonada.
-¿Perdonada? No. Soy una mala mujer; me desprecio a mí misma y no pretendo justificarme. No es a mi marido, es a mí a quien he engañado. Y esto no es de ahora, hace mucho tiempo que me estoy engañando. Mi marido podrá ser bueno y honrado, pero ¡es un lacayo! No sé qué es lo que hace allí ni en lo que trabaja; pero sé que es un lacayo. Yo tenía veinte años cuando me casé con él. He vivido atormentada por un sentimiento de curiosidad; necesitaba algo mejor. Debe haber otra clase de vida, me decía a mí misma. Sentía ansias de vivir. ¡Vivir! ¡Vivir!... La curiosidad me abrasaba... Usted no me comprende, pero le juro a Dios que llegó un momento en que no pude contenerme; algo fuera de lo corriente debió ocurrirme; le dije a mi marido que estaba mala y me vine aquí... Y aquí he estado vagando de un lado para otro como una loca..., y ahora me veo convertida en una mujer vulgar, despreciable, a quien todos mirarán mal.
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Desde entonces volvieron a verse todos los días a las doce; comían juntos, se paseaban, contemplaban el mar.
...
¿Cómo librarse de aquel intolerable cautiverio?...
-¿Cómo? ¿Cómo? -se preguntaba Gurov con la cabeza entre las manos-. ¿Cómo?...
Y parecía como si dentro de pocos momentos todo fuera a solucionarse y una nueva y espléndida vida empezara para ellos; y ambos veían claramente que aún les quedaba un camino largo, largo que recorrer, y que la parte más complicada y difícil no había hecho más que empezar.
viernes, 22 de febrero de 2008
...error de cálculo....
Unas lineas del relato de John Cheever, “La geometría del amor” rechazado por The New Yorker (un sábado), el lunes siguiente fue comprado en tres mil dólares por The Saturday Evening Post. 1 de enero de 1973
Era una impostura usual en las esposas de Parque Remsen, donde ellos vivían. Una o dos veces por semana Mathilda se vestía con sus mejores prendas, se ponía un poco de perfume francés y usaba abrigo de piel, y después, hacia el final de la mañana, tomaba un tren que la llevaba a la ciudad. A veces almorzaba con una amiga, pero era más frecuente que comiera sola en uno de esos restaurantes franceses de la calle 60 visitado por mujeres solas. Habitualmente bebía un coctel o pedía media botella de vino. Quería aparecer corrompida o misteriosa – víctima del cruel enigma del amor – pero si un extraño la hubiese mirado fijamente la habría acometido un paroxismo de timidez, y con un sentimiento parecido al pánico habría recordado su hermoso hogar, sus hijos de expresión sincera, y las begonias de su cantero. Por la tarde, asistía a una función teatral o veía una película extranjera. Prefería los temas intensos que agotaban sus sentimientos – o como ella misma decía, que la dejaban “vacía”.
Era una impostura usual en las esposas de Parque Remsen, donde ellos vivían. Una o dos veces por semana Mathilda se vestía con sus mejores prendas, se ponía un poco de perfume francés y usaba abrigo de piel, y después, hacia el final de la mañana, tomaba un tren que la llevaba a la ciudad. A veces almorzaba con una amiga, pero era más frecuente que comiera sola en uno de esos restaurantes franceses de la calle 60 visitado por mujeres solas. Habitualmente bebía un coctel o pedía media botella de vino. Quería aparecer corrompida o misteriosa – víctima del cruel enigma del amor – pero si un extraño la hubiese mirado fijamente la habría acometido un paroxismo de timidez, y con un sentimiento parecido al pánico habría recordado su hermoso hogar, sus hijos de expresión sincera, y las begonias de su cantero. Por la tarde, asistía a una función teatral o veía una película extranjera. Prefería los temas intensos que agotaban sus sentimientos – o como ella misma decía, que la dejaban “vacía”.
domingo, 17 de febrero de 2008
John Cheever, el Chéjov del suburbio rico de USA, Carver el Chéjov del suburbio pobre de USA. Aquí va un trozo de uno de los relatos de Cheever.
The New Yorker, 26 agosto de 1951
....Dejé que se adelantara nuevamente, y caminé detrás, mirando sus hombros y pensando en todas las despedidas en las que había participado. Cuando papá se ahogó, fue a la iglesia y se despidió de nuestro padre. Apenas tres años después llegó a la conclusión de que mamá era una mujer frívola y se despidió de ella. Durante su primer año en la universidad había sido muy buen amigo de su compañero de cuarto, pero el muchacho bebía demasiado, y al comienzo del período de primavera Lawrence cambió de compañero de pieza y se despidió de su amigo. Ya llevaba dos años en la universidad, y llegó a la conclusión de que la atmósfera era excesivamente cerrada, y se despidió de Yale. Se inscribió en Columbia y allí obtuvo su diploma de abogado, pero descubrió que su primer patrón era deshonesto, y al cabo de seis meses se despidió de un buen empleo. Se casó con Ruth en el registro civil y se despidió de la Iglesia Episcopal Protestante; fueron a vivir a una calle retirada de Tuckahoe y se despidió de la clase media. En 1938 fue a Washington para trabajar como abogado del gobierno, y se despidió de la empresa privada; pero después de pasar ocho meses en Washington llegó a la conclusión de que el gobierno de Roosevelt tendía al sentimentalismo, y decidió despedirse. Salieron de Washington y fueron a un suburbio de Chicago, y allí se despidió sucesivamente de sus vecinos, culpables de embriaguez, hastío y estupidez. Se despidió de Chicago y fue a Kansas; se despidió de Kansas y fue a Cleveland. Ahora, se había despedido de Cleveland para volver otra vez al Este, y se había detenido en el Promontorio el tiempo necesario para despedirse del mar.
viernes, 15 de febrero de 2008
C A T E D R A L, de Carver
Estamos dibujando una Catedral.....
“Pienso que es bueno que en un relato haya un leve aire de amenaza...Debe haber tensión, una sensación de que algo es inminente.”
Carver
Su tonalidad es muy seca para mi gusto, pero su gravedad lacónica está abarrotada de sabiduría, respuesta a la medida del hombre de hoy, tal vez. Este narrador se mete con un ser a la deriva, con un sujeto profundamente solitario, abandonado a sus ideas, alienado por las devastadoras obligaciones de su clase social, con un individuo que está obligado a cumplir rutinariamente los avatares estrictos de la sociedad. Y se encuentra de frente con las reflexiones nada triviales de Raymond Carver. Es su modo irreverente de decirle a uno que lo piense mejor, que profundice una determinada situación, que no se pierda en su vacua ilusión.
En “Catedral” tenemos un ciego, una mujer, el esposo de la mujer, una mesa servida, whisky, cigarros, un televisor, un sofá nuevo, la alfombra, y una bolsa de papel que hace las veces de base para dibujar una figura. Esto parece una obra de teatro actual donde casi se puede escuchar el eco de un espacio vacío. Sin embargo Carver le está echando en cara a uno, y de una manera contundente, la historia de un hombre sin ojos que está viendo.
Eurídice Zamora
miércoles, 13 de febrero de 2008
tres notas sobre el encuentro con federico vegas y carver
Federico Vegas con El Lector Interrumpido.
Caracas, 9 de Febrero de 2008
Lugar: Café Arábica.
Autor motivo de la conversación: Raymond Carver
Asistentes: Euridice zamora, Miriam Mireles, Ana
Aquino, Silvia Marin, Omar Pérez y Nelson Cordido
Federico cubrió brevemente aspectos biográficos de
Carver, enfocándose en la interesante polémica entre
este y su editor Gordon Lish, quién no sólo dio
consejos a Carver sino que reescribió y suprimió
párrafos completos de sus cuentos. Llegó inclusive a
cambiar los finales varias veces.
Al principio Carver aceptaba de buena gana los cambios
ya que su precaria situación económica le impulsaba a
que el editor publicara lo antes posibles sus obras.
Pero con el tiempo esto fue cambiando y Carver
prefería mantener sus escritos tal como los había
concebido, lo que origino fuertes pugnas.
Otro aspecto que enfocó Federico fue comparar a Carver
con sus contemporáneos especialmente con John Cheever.
Resultó muy interesante observar las similitudes y
diferencias entre estos autores.
También habló sobre la influencia de otros autores
sobre Carver entre ellos Chejov y Maupassant
El grupo seleccionó Moby Dick de Melville para el
próximo encuentro
Nelson Cordido.
El sábado 9 de febrero tuvimos la oportunidad de compartir con Federico Vegas, en el café Arábica, la lectura de varios cuentos. Uno de ellos corresponde a Raymond Carver, Póngase usted en mi lugar y, el otro, a John Cheever, El ladrón de Shady Hill.
Pudimos apreciar en la obra de estos escritores que sus temas reflejan el drama y los avatares de la sociedad norteamericana. Los personajes, sumidos en angustias existenciales, tratan de encontrarle sentido a sus vidas procurando que éstas se tornen más llevaderas en la aplastante cotidianidad que los rodea.
Otro aspecto que abordamos en el encuentro, por demás muy discutido actualmente en los medios impresos y en la red, es el referido a la polémica suscitada con su editor Gordon Lish. Se cree que éste es el responsable de muchos cambios en los cuentos de Carver, hasta el punto que se piensa que Lish reescribió algunos de ellos y que el mérito y la fama del cual goza Carver se lo debe a su editor.
También, reflexionamos acerca del rol del escritor en Latinoamérica que se encuentra rodeado por una realidad dura y, cómo muchas veces ésta, compromete su labor.
La reunión transcurrió en una atmósfera agradable donde la proverbialidad y jocosidad de Federico Vegas animó la participación de los presentes. Nuestro invitado nos habló de los maestros que influyeron en estos escritores como Maupassant y Chéjov y así, de una manera sencilla, sin poses intelectuales, hicimos un recorrido por la obra de estos dos grandes de la literatura. Ése fue su acierto.
Ana Aquino
“Hay escritores a los que uno ama y admira pero hay otros escritores que, además, cuando se los lee por primera vez, no se puede evitar sino sentir que le están hablando a uno a través de la caricia de un relámpago fulminante.”
Rodrigo Fresán
Hace unos días presenciamos un encuentro colosal. Un escritor venezolano de estirpe gloriosa, orgullo de este país, tomó un expresso con nosotros, y nos habló de Raymond Carver, de su contemporáneo John Cheever y sus cuentos de “La geometría del amor” con un prólogo invalorable de Rodrigo Fresán, nos acercó a los últimos cuentos de Carver (Tres rosas amarillas) en homenaje a Chéjov, la influencia también de Maupassant, nos empapó sobre aspectos del criterio que suponía Raymond Carver para enfrentar el cuento y su escritura. Cómo se ganaban la vida desde un principio, y cuan profesionales eran tratados los escritores de su talla. Cómo un Truman Capote y otros, tenían una participación activa en revistas de un tremendo perfil literario (The New Yorker, Esquire...) apoyados tal como hoy en día en su oficio de escritor. Comentó sobre el gran Nabokov y su parecido con la estructura narrativa de Cheever, personajes siempre avanzando, siempre en fuga, en movimiento. No faltaron los escritores contemporáneos en boga.
En cuanto a la polémica surgida desde hace un tiempo entre Carver&Lish, agregó que tomáramos en cuenta que la figura del “editor” es una figura ignorada en Latinoamérica, y fundamental en esos países donde la lectura tiene una salida ostentosa. Editar significa cortar, esto es, elegir lo más valioso. Lo más valioso en el criterio por publicar lo que tiene mayor salida. Federico Vegas, nos habló sobre tres etapas en la edición de la literatura de Carver en conjunto con Lish, las primeras dos corresponden a la aceptación completa por parte de Carver por publicar a pie juntillas las ordenes de Gordon Lish. Ya en su última etapa, con los cuentos largos como “Catedral”..... Raymond Carver se vale por entero de su decisión como autor, sus últimos cuentos son editados por completo.
Escuchamos en palabras de Federico, sus costumbres personales de cómo escribe y lee las veinticuatro horas del día. Un escritor sin ningún temor a escuchar nuestras preguntas. Muchos momentos nos quedamos petrificados como los niños, cuando se quedan literalmente con la boca abierta y otras veces fuimos sumidos en carcajadas con sus cuentos, en aquellas mesas unidas por la necesidad de la costumbre para colocar las bebidas, se nos olvidaron las horas de la tarde que comenzaron con una luz y terminaron con otra. En realidad ya era tan oscuro que en aquel café cercano al Ávila, apenas podíamos reconocer el rostro de Federico Vegas. Parecía el ciego del cuento de Carver –la figura sabia en “Catedral”-. Después de estas horas de tertulia, no éramos los mismos....
Nos entraron ganas de participar en una gran aventura, será por eso que tal vez elegimos por unanimidad absoluta que nuestra próxima lectura sería Moby Dick de Melville.
Eurídice Zamora
Caracas, 9 de Febrero de 2008
Lugar: Café Arábica.
Autor motivo de la conversación: Raymond Carver
Asistentes: Euridice zamora, Miriam Mireles, Ana
Aquino, Silvia Marin, Omar Pérez y Nelson Cordido
Federico cubrió brevemente aspectos biográficos de
Carver, enfocándose en la interesante polémica entre
este y su editor Gordon Lish, quién no sólo dio
consejos a Carver sino que reescribió y suprimió
párrafos completos de sus cuentos. Llegó inclusive a
cambiar los finales varias veces.
Al principio Carver aceptaba de buena gana los cambios
ya que su precaria situación económica le impulsaba a
que el editor publicara lo antes posibles sus obras.
Pero con el tiempo esto fue cambiando y Carver
prefería mantener sus escritos tal como los había
concebido, lo que origino fuertes pugnas.
Otro aspecto que enfocó Federico fue comparar a Carver
con sus contemporáneos especialmente con John Cheever.
Resultó muy interesante observar las similitudes y
diferencias entre estos autores.
También habló sobre la influencia de otros autores
sobre Carver entre ellos Chejov y Maupassant
El grupo seleccionó Moby Dick de Melville para el
próximo encuentro
Nelson Cordido.
El sábado 9 de febrero tuvimos la oportunidad de compartir con Federico Vegas, en el café Arábica, la lectura de varios cuentos. Uno de ellos corresponde a Raymond Carver, Póngase usted en mi lugar y, el otro, a John Cheever, El ladrón de Shady Hill.
Pudimos apreciar en la obra de estos escritores que sus temas reflejan el drama y los avatares de la sociedad norteamericana. Los personajes, sumidos en angustias existenciales, tratan de encontrarle sentido a sus vidas procurando que éstas se tornen más llevaderas en la aplastante cotidianidad que los rodea.
Otro aspecto que abordamos en el encuentro, por demás muy discutido actualmente en los medios impresos y en la red, es el referido a la polémica suscitada con su editor Gordon Lish. Se cree que éste es el responsable de muchos cambios en los cuentos de Carver, hasta el punto que se piensa que Lish reescribió algunos de ellos y que el mérito y la fama del cual goza Carver se lo debe a su editor.
También, reflexionamos acerca del rol del escritor en Latinoamérica que se encuentra rodeado por una realidad dura y, cómo muchas veces ésta, compromete su labor.
La reunión transcurrió en una atmósfera agradable donde la proverbialidad y jocosidad de Federico Vegas animó la participación de los presentes. Nuestro invitado nos habló de los maestros que influyeron en estos escritores como Maupassant y Chéjov y así, de una manera sencilla, sin poses intelectuales, hicimos un recorrido por la obra de estos dos grandes de la literatura. Ése fue su acierto.
Ana Aquino
“Hay escritores a los que uno ama y admira pero hay otros escritores que, además, cuando se los lee por primera vez, no se puede evitar sino sentir que le están hablando a uno a través de la caricia de un relámpago fulminante.”
Rodrigo Fresán
Hace unos días presenciamos un encuentro colosal. Un escritor venezolano de estirpe gloriosa, orgullo de este país, tomó un expresso con nosotros, y nos habló de Raymond Carver, de su contemporáneo John Cheever y sus cuentos de “La geometría del amor” con un prólogo invalorable de Rodrigo Fresán, nos acercó a los últimos cuentos de Carver (Tres rosas amarillas) en homenaje a Chéjov, la influencia también de Maupassant, nos empapó sobre aspectos del criterio que suponía Raymond Carver para enfrentar el cuento y su escritura. Cómo se ganaban la vida desde un principio, y cuan profesionales eran tratados los escritores de su talla. Cómo un Truman Capote y otros, tenían una participación activa en revistas de un tremendo perfil literario (The New Yorker, Esquire...) apoyados tal como hoy en día en su oficio de escritor. Comentó sobre el gran Nabokov y su parecido con la estructura narrativa de Cheever, personajes siempre avanzando, siempre en fuga, en movimiento. No faltaron los escritores contemporáneos en boga.
En cuanto a la polémica surgida desde hace un tiempo entre Carver&Lish, agregó que tomáramos en cuenta que la figura del “editor” es una figura ignorada en Latinoamérica, y fundamental en esos países donde la lectura tiene una salida ostentosa. Editar significa cortar, esto es, elegir lo más valioso. Lo más valioso en el criterio por publicar lo que tiene mayor salida. Federico Vegas, nos habló sobre tres etapas en la edición de la literatura de Carver en conjunto con Lish, las primeras dos corresponden a la aceptación completa por parte de Carver por publicar a pie juntillas las ordenes de Gordon Lish. Ya en su última etapa, con los cuentos largos como “Catedral”..... Raymond Carver se vale por entero de su decisión como autor, sus últimos cuentos son editados por completo.
Escuchamos en palabras de Federico, sus costumbres personales de cómo escribe y lee las veinticuatro horas del día. Un escritor sin ningún temor a escuchar nuestras preguntas. Muchos momentos nos quedamos petrificados como los niños, cuando se quedan literalmente con la boca abierta y otras veces fuimos sumidos en carcajadas con sus cuentos, en aquellas mesas unidas por la necesidad de la costumbre para colocar las bebidas, se nos olvidaron las horas de la tarde que comenzaron con una luz y terminaron con otra. En realidad ya era tan oscuro que en aquel café cercano al Ávila, apenas podíamos reconocer el rostro de Federico Vegas. Parecía el ciego del cuento de Carver –la figura sabia en “Catedral”-. Después de estas horas de tertulia, no éramos los mismos....
Nos entraron ganas de participar en una gran aventura, será por eso que tal vez elegimos por unanimidad absoluta que nuestra próxima lectura sería Moby Dick de Melville.
Eurídice Zamora
lunes, 11 de febrero de 2008
Contra todos los pronósticos, el sábado se dio la tertulia con FV
ya enviaremos unas notas sobre este encuentro con FV.
allí estamos: Omar, Silvia, Anita, FV, Nelson, Miriam, Eurídice.
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